Los rayos X exhiben láminas o imágenes del interior de tu cuerpo en tonos monocromáticos. Todo gracias a una radiación de ondas electromagnéticas que son absorbidas, en su mayoría por el calcio de los huesos. Los tejidos musculares y grasa también son capaces de absorber la radiación, sin embargo, los huesos son aún más aptos y ésta es la razón por la cual en las radiografías se ven blancos.
Los rayos X pueden ayudar a los doctores a detectar huesos fracturados, y hasta una enfermedad como la pulmonía o algún tipo de cáncer. La radiación a la que nos exponemos en una radiografía es mínima, no estamos expuestos a grandes peligros, no obstante, a nuestro sistema le lleva varios días depurarla y en algunos casos si pudiera llegar a desencadenar efectos secundarios.
Existen otras opciones en las ciencias de la salud para detectar los padecimientos ya mencionados, como un hueso roto. Un competidor para reemplazar a los rayos X pueden ser los rayos T.
¿Qué son los rayos T? Los rayos T son un tipo ondas de terahercios que se transmiten como microondas en el espectro electromagnético más rojo. Con ellos se puede escanear el cuerpo humano sin necesidad de quitarse la vestimenta, ya que estos rayos son tan potentes que son muy competentes para atravesar varias capas más allá de la ropa, la piel, grasa y membranas de algunos órganos. El uso de ellos, no es nocivo para la salud sin embargo no es tan accesible su uso.
Una de sus desventajas, es que se tienen que aplicar y medir distintos grados de temperatura en el cuerpo para poder lograr un determinado tipo de imagen, lo que resultaría más complicado para el doctor o laboratorista y el paciente.
Sin duda, son una excelente opción no sólo para la detección de múltiples enfermedades, lesiones y trastornos humanos, sino para atacar algunas problemáticas sociales. Pero tendremos que esperar a que la ciencia y tecnología, puedan encontrar la manera de hacerlos más asequibles para todos.
