En nuestros días, la realidad aumentada y la realidad virtual podrían parecer términos similares, pero no lo son. En la década de los años 70 las personas jamás imaginaban el término “Tercera Dimensión”, fue hasta el año 1986 cuando fue posible relacionar a las personas con ambientes en apariencia reales, pero todo era simulado por una computadora a través de un casco con monitores que emitían proyecciones tridimensionales de imágenes acompañadas de sonidos grabados y detección de los movimientos de las manos, este fue el primer paso para lograr la percepción de estar inmerso en un entorno de tercera dimensión.
Con el transcurso de los años, los avances tecnológicos dieron pasos agigantados para ampliar la experiencia en el mundo digital, es así como en 1994 se presenta el primer dispositivo de realidad aumentada y un año más tarde Nintendo lanza el videojuego VirtualBoy, sin mucha relevancia, pero como parteaguas para esta nueva era.
Si bien, ambas realidades han superado la ficción, entre una y otra existen ciertas diferencias, mientras la realidad virtual hace posible trasladarnos a una dimensión distinta, la realidad aumentada añade información digital al mundo real, complementando lo que percibimos a través de los sentidos. Otra diferencia es que la realidad virtual requiere siempre de un dispositivo, pues se basa en la estereoscopia; mientras la realidad aumentada no requiere como tal de un visor especial, se puede ejecutar desde un dispositivo móvil o una pantalla interactiva. Por otra parte, la realidad aumentada se ha aplicado en diferentes campos como la medicina, el deporte, incluso, la belleza y la moda; y la realidad virtual se limita al entretenimiento digital.
Como sea, ambas realidades han permitido a los consumidores mejorar sus experiencias casi en cualquier ámbito y despejar las barreras espaciales y temporales, ejemplo de ello es Inmersys pues utilizan las últimas tecnologías para adaptarlas a las necesidades de los usuarios.
