Shadow of the Beast es uno de los juegos más memorables de los que tengamos memoria. Después de ganar cierta fama en la Commodore Amiga, fue trasladado a PC y a Sega Genesis.
Aún así, aunque pocos gamers retro lo aceptarán, este era un juego no tan bueno. Sin embargo, las dos cosas que hicieron a este juego tan popular en su momento, fueron las impresionantes gráficas y la música sumamente profesional y en sincronía con el juego.
También la trama oscura del juego era bastante interesante, y cualquier juego en el que salieran bestias y demonios era bastante bueno. Pero aún así, su jugabilidad era malísima.
El mayor problema con este juego es que la dificultad era sumamente alta, incluso para jugadores avanzados.
Los enemigos son muy rápidos y son bastantes, y, aunque puedes derrotar a la mayor parte de ellos de un sólo golpe, lo difícil era el timing.
El maldito timing. Shadow of the Beast requiere una acción de botones bastante precisa. Si golpeas un microsegundo antes o un microsegundo después, estas muerto porque no ibas a golpear nada.
Cuando veías a un enemigo corriendo o volando hacia ti a 100 km/h, más vale que dieras tu golpe en el segundo preciso para atrapar a tu enemigo en el rango adecuado.
Y lo que hace aún más miserable este juego, es que después de un rato de haberlo estado jugando y sobreviviendo, es natural que mueras repentinamente y no toparse con ningún “continue”, por lo que debías de comenzar todo otra vez desde el principio. Desde cero. Y tenías que pasar todo de nuevo, tratando de recordar cada segundo de peligro por venir.
Era muy frustrante tener que memorizar exactamente cada pelea con cada rival, golpe por golpe, para no morir. Un pequeño error de timing y fuera, un hueso que cae de la nada te destruye.
